Calza Rubicienta un tímido 36. Luce el desencanto de la cabeza a los pies.
Examina unos zapatos con arreglos de metal... Es entonces cuando aparece Mike.
Examina unos zapatos con arreglos de metal... Es entonces cuando aparece Mike.
Mike avanza con piloto automático. Musitan aletargados sus impulsos primarios.
Ya no recuerda cuáles fueron sus sueños, que en un alarido ruegan atención a su dueño.
Ya no recuerda cuáles fueron sus sueños, que en un alarido ruegan atención a su dueño.
Él y ella frente a frente. Nace el fuego. Mike lo niega.
Algo siente Rubicienta fuera de las redes.
Algo siente Rubicienta fuera de las redes.
En la carroza el tiempo se expande y se dilata, como por arte de magia.
Pero éste no es un cuento. No les va a salvar un hada.
Pero éste no es un cuento. No les va a salvar un hada.
Tus ojos conversan con los míos. Piensan. Los míos se pierden en los tuyos. Tu silencio descubre el modo de prendar al mío.
Y es que viven allí, entre los suspiros, las ganas de hacer factible la historia de amor imposible entre Rubicienta y un chico al que llamamos Mike,
Y es que viven allí, entre los suspiros, las ganas de hacer factible la historia de amor imposible entre Rubicienta y un chico al que llamamos Mike,
una historia que quiere
pero no puede rimar.
pero no puede rimar.