20 de enero de 2015

Maravilloso

Disfruta ese vaso de nesquik. Disfruta esas galletas que se te antojan a las tantas. Disfruta de aprender lo que te dé la gana al ritmo que te dé la gana. Disfruta releyendo los mismos libros, reviendo las mismas series y las mismas pelis, si lo que quieres es releer y rever. Disfruta de cuando estás exhausta y te duermes o casi te duermes sentada. Disfruta de ese día que madrugas porque sí, es algo que nunca pensaste que pasaría. Disfruta de sorprenderte. Disfruta de cuando simplemente piensas, pensar es un ejercicio muy placentero. Disfruta de cuando te subes a tu delorean y vas donde ya fuiste y lo haces diferente. Y vas donde no has ido y lo haces como quieres. Disfruta de cuando te embarga esta melancolía de veteasaberqué y la única alternativa es escupir sus letras. Disfruta de la admiración, la rabia, el odio, el amor, la atracción y el asco que ves en sus ojos, disfruta de todo por igual, porque todo es lo mismo, porque remueves cosas. No todos remueven cosas. Y menos sin proponérselo. Disfruta de ti, disfruta en ti, disfruta contigo. Disfruta de tu silencio, de tu música, de tu voz, de tu respiración. Disfruta de no tener prisa, de haberla tenido y no tenerla ahora. Disfruta de saber, de no haber sabido pero saber ahora. Disfruta leyendo las letras que has escupido. Disfruta el último sorbo de nesquik. Ya no es heineken ni ron ni ginebra ni humo. Pero qué coño importa lo que sea. Disfruta ese último sorbo porque nada te va a hacer más feliz que eso. Nada. Y eso es maravilloso.