1 de mayo de 2021

Tú, que conoces todos mis desastres

Eres la persona más importante de mi vida. Sí, tú. Aunque a veces no te soporte. Aunque a veces no comprenda tus decisiones o no te reconozca en tus actos. Aunque a veces no sea capaz de mirarte a los ojos y estemos días sin cruzar palabra. Aunque conspires a mis espaldas. Aunque me hayas subestimado y endiosado a partes iguales. Aunque a veces vea en ti algo que yo he perdido. Y eso me devaste. Pese a todo, eres la persona más importante de mi vida.

Tú, que conoces todos mis desastres, que me has visto anegarme en todo tipo de pozos, tontear con la desesperación y tragarme desengaños sin licor que los ablandase. Tú, que conoces mis fuertes y mis flaquezas, y el lugar donde moran mis deleites. Tú, que has tramado conmigo los más ambiciosos planes y has asistido a la disección minuciosa, tú dirías «obsesiva», de cada fracaso y de cada tibio aprobado. Tú, que has celebrado mis escasas victorias a sabiendas del sacrificio que hubo detrás de cada una de ellas.

Tú, que ordenas y desordenas los muebles de mi sesera; que arrinconas y elevas mis ideas. Lo hiciste ayer mismo, cuando discutimos sobre este post. Yo quería desvelar al final que me lo remitía a mí misma. «Al lector le parecerá muy original», dijiste con ironía, y sugeriste insinuarlo en el tercer párrafo, fuera o no cierto, apostando por romper la cuarta pared. Eres más audaz que yo. De eso no hay duda.

Tú, que conoces todos mis temores, que sabes que sigo mirando bajo la cama antes de acostarme y que me atormenta que el techo se derrumbe los días de viento. Tú, que conoces todas mis verdades, que percibes que me importa aunque diga «no me importa», que percibes que estoy mal aunque diga «estoy bien».

Ha habido otros. También hubo épocas en que fuimos solamente tú y yo. «Hagamos un breve repaso al historial», propondrías. «No hace falta», respondería. ¡Cuánto de mí malgasté buscando mi media naranja! Desalentada, recuerdo haber tanteado algunas drupas y pomáceas... Ahora, por fin, comprendo que siempre te he tenido enfrente, agridulce y energética, al otro lado del espejo.

P. D.: Sobre lo que hablamos ayer: voy a hacerte caso.