25 de septiembre de 2008

HIELO

Hielo. Se podría picar lo que lleva el aire entre tú y yo. Porque es hielo. ¿Y cómo romper el hielo?
Se me ocurre que podríamos preparar un centenar de mojitos con el hielo que hay entre la punta de mi nariz y la de la tuya. Te lo digo y te ríes. Alguien pide pajitas. Te ríes más. Pero no se funde.
¿Cuándo nos congelamos? ¿Cuándo bajó tanto la temperatura de nuestros cuerpos? ¿Cuándo dejamos de frotarnos para encender fuego y “quemar la cama, nuestro hogar”? Dime cuándo, porque yo no me acuerdo.
Yo, que siempre fui calor, ahora me quedo atónita ante este frío hielo que sale de ti y de mí cuando salimos juntos. Tal vez podamos reconvertir este hielo en fuego, pero no es fácil encender una hoguera si todo está helado.