9 de septiembre de 2009

Lila

Se llamaba Violeta pero la llamaban Lila. Era morena, pero no era morena. Le gustaban las rosas, excepto las rosas. No tenía que estar allí, pero allí estaba. No tenía que haber visto nada, pero lo vio todo.

No debería haberle dolido, pero le dolió. Se trataba de sexo, siempre se trataba de sexo. No, no se trataba de sexo, pero ella decía: “Se trata de sexo, siempre se trata de sexo”. Lo decía a los demás y se lo decía a sí misma. No era verdad, pero ya se lo creía. Todos se lo creían.

La llamaban Lila, pero no la llamaban. Y ella tampoco llamaba ya. Le gustaba demasiado como para llamarlo. Le gustaba tanto que no podía tener nada con él. No era verdad, pero se lo creía. Sólo ella se lo creía.