9 de diciembre de 2009

00.32

Estaba ahí pero había dejado de estar ahí hacía tiempo. Había notado que no la escuchaba y por eso había dejado de hablar. Sólo hablaba de nada, que es como no hablar. Para qué complicarse, para qué sincerarse, para qué decir más que nada. Había dejado de esperar porque cuanto más esperaba menos recibía y al no recibir lo esperado, era como golpearse una y otra vez y cada golpe le dejaba una fisura que ahora, por fin, quería evitar, porque las cosas no iban a mejorar con la cara llena de fisuras.
Pero lo cierto es que estaba ahí, seguía estando ahí, aunque no estuviera, de eso no hay duda.