12 de agosto de 2011

Bob Esponja gusta porque tiene en la cara una estupidez difícilmente superable

No me gusta la palabra ‘intríngulis’. Me gusta la palabra ‘hipotenusa’.

Creen que escribo sobre mí cuando escribo en primera persona. A veces, incluso, lo creo yo. Creen que estoy triste si escribo ‘estoy triste’, pero sólo a veces estoy triste.

No me importa no ser quien esperaban que fuera. Me importa no ser quien esperaba ser.

No me gustan las faltas de ortografía. Si vuelvo a oír o leer ‘ese agua’ me dará un jamacuco.

Me gustan los vestidos y me gustan los libros. No soy vanidosa o leída. Soy vanidosa y leída. Estoy cómoda con ese equilibrio.

Dicen ‘te entiendo’, pero no entienden nada.

Me sorprende leer lo que escribo. Me parezca fascinante o una basura, no sé cómo se me ocurrió.

Creo que Bob Esponja gusta porque tiene en la cara una estupidez difícilmente superable. Y eso hace sentir a gusto a cualquiera.