27 de marzo de 2013

Una transición de lo real a lo idílico


Fotograma de Like Crazy

Escribí

Ya
no sé
quién eres

Pero no es cierto. Sé quién eres. Sé quién eres. Lo sé. Te dije que iría con pancartas. Y, de alguna forma, lo he hecho. Hace unas semanas vi cerca de la Misericordia un accidente, los momentos posteriores a un atropello: alguien en el suelo, policía, ambulancia y un corro de personas mirando. Ya sabes que a mí no me gusta mirar. Tú hubieras mirado. Pensé ¿y si es él?. ¿Me enteraría? Ya no es un dolor que ahogue ni queme ni oprima. Es un dolor consternado, sedado, frustrado, silencioso, discreto, elegante. Hay quienes nunca conocen al amor de su vida y quienes dicen haberlo encontrado pero no poder estar con él. Hay para quienes no pasa de ser un concepto abstracto. Yo puedo decir que lo palpé con los dedos de las manos y con las frías yemas de los dedos de los pies. Que lo estrujé entre mis brazos y mis piernas y mis nalgas y mis dientes. Que lo conocí hasta desconocerlo... Tú y yo puede que ya no seamos nosotros, pero nunca seremos desconocidos. Sólo fue una transición de lo real a lo idílico. Justo al contrario que el resto del mundo.

Seguro
que en este segundo
una pulga
muerde el culo
de un cliente
del pub Yang