17 de septiembre de 2014

Esta conexión wifi

No lo sabían, pero tenían en la cabeza una antena. Él y ella. Sólo ellos. Cada uno, en su vida. Y ahí seguían las antenas. Inactivas. Que no veían. Que no sabían ni que tenían.

Se encontraron. Encajaron. Se activaron. Notaron que tenían algo en común. Algo potente, único, algo fundamental. Pero no sabían qué sería.

No lo sabían, pero eran antenas y su zona Fresnel era infinita. Porque qué más da el tiempo, la distancia, el silencio, cuando existe esta conexión wifi. 

Se hablaban sin escucharse, se sentían sin tocarse, predecían sus discursos y sus acciones. Era más que simple telepatía. Pero aún no sabían qué sería.

No lo sabían, pero pronto la intensidad de su red inalámbrica sería excelente. Su conexión tendría cinco rayitas. Pronto lo entenderían.