27 de octubre de 2008

Valeriana no duerme bien

Si la primavera la sangre altera… el otoño espabila al bisoño*. Y es que Valeriana estaba desbordada por el ritmo en el que se sucedían los acontecimientos, unos buenos, otros malos, pero siempre raros. Volvió el tren de las pesadillas a su cama, pesadillas que merecía y que aceptaba como condena. Pesadillas en las que las cosas tomaban otro rumbo. Pesadillas que tenían menos de pesadilla que la pesadilla real.
Valeriana había pegado un par de tiros mortales y se preguntaba si tenía sentido pedir perdón a un muerto o si debía seguir un consejo que alguien le dio una vez:
“A veces es mejor no hacer nada”
¿Es mejor no hacer nada? ¿Pero cómo se hace para apaciguar al monstruo que grita dentro de mí? Se preguntaba. Era algo que Valeriana debía descubrir en este agitado otoño.

*No era fácil la rima elegante.
Bisoño, ña: nuevo e inexperto en cualquier arte u oficio