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1 de abril de 2014

6 años

Imagen: Srta. Rozalén

Hoy se cumplen 6 años de mi llegada a este lugar. Y aquí estoy. Como despertando con resaca tras una fiesta en la que no sabes cómo ha llegado la vela de la tarta a la piscina. Porque ni siquiera tienes piscina. Y no recuerdas haber comido ninguna tarta.

Había sido otras... Pero tengo la sensación de que no dejaré de ser Fosca. Porque ya no sé dónde acaba la una y dónde empieza la otra. Porque ya no es otra. Porque yo soy Fosca. 

Para conmemorar la efeméride, he perpetrado esta pieza audiovisual (y su prólogo a modo de recapitulación). Disfrútenlo, si pueden.  

(El desenlace)




(Primera parte)




Gracias a todos los que me habéis felicitado.
Gracias a todos los que os paseáis por las tierras foscas.

29 de octubre de 2013

De humor para el humor 6: Los nombres de las cosas

   Hubo un tiempo en que los humanos se comunicaban con gruñidos, onomatopeyas y haciendo aspavientos. Un día empezaron a poner nombre a las cosas. Al principio había poco que decir, poco a lo que referirse. Fuego, cazar, bisonte, piedra, caverna, montaña... Pero ése sólo fue el comienzo. A medida que se han descubierto o inventado cosas, se les ha puesto un nombre. Imaginemos la figura del PONEDOR DE NOMBRES al que acudirían los inventores y los descubridores. Él estaría siempre sentado en un escritorio de madera maciza, rascándose la poblada barba y atendiendo a las visitas:
- Alguien: Eh, he visto un animal que hace miau.
(breve pausa)
- Ponedor de nombres: Lo llamaremos GATO.

   Ahora todo tiene nombre y si se pone uno nuevo simplemente se juntan conceptos, como parachoques, rompecabezas, abrelatas, salvapantallas, camafeo... Por cierto, que alguien me explique qué relación tienen una cama y un tipo feo, con una piedra tallada. A veces se reasigna una palabra que ya estaba pillada. A esto lo llaman polisemia, pero yo lo llamo falta de creatividad. Como cuando inventaron una herramienta hidráulica para levantar peso y el ponedor de nombres dijo de nuevo Lo llamaremos GATO. ¿Acaso la herramienta hidráulica hace miau?

   Hay palabras que dejan de usarse. Ya nadie dice galimatías, fiambrera, melindre, botarate, bicoca, picaflor, cáspita, cachivache, bisoñé. Y hay palabras que parecen querer decir justo lo contrario de lo que significan, como pelón, que en todas partes significa 'que no tiene pelo' menos en Ecuador. Sólo allí son coherentes.

   Pero al final, teniendo un nombre para cada cosa, ya sea repetido, compuesto u original, hay muchas situaciones en que olvidamos las palabras o la pereza o el enfado nos llevan a comportarnos como aquellos primeros hombres, señalando, gruñendo, diciendo:
- ¿Me pasas esto que hace quiticri?
- Jum. Seh. 

7 de octubre de 2013

De humor para el humor 5: Los dientes

   Los dientes son un asunto fascinante. Nacemos sin dientes, lo cual es una buena noticia para las madres que deciden amamantar, y, aún hoy, muchos mueren sin dientes. Siempre es impactante ver a un abuelo sin dentadura, como si su boca volviera a ser la de un bebé... En fin, nacemos sin dientes y luego nos van saliendo unos provisionales, que a los pocos años caen, con la contraprestación de que si los dejamos bajo la almohada, el ratoncito Pérez se llevará la pieza y en su lugar nos dejará dinero. De niños nos parece fabuloso que un ratón con pinta de hombre de negocios, con gafas, traje y maletín, entre en nuestra habitación, trepe hasta la cama, y deje un billete donde estaba el diente. Entonces no hacemos preguntas, pero yo ahora me pregunto... ¿qué clase de negocio tiene un ratón para darle utilidad a millones y millones de dientes humanos? ¿Qué provecho se puede sacar de los dientes? Espero que en algún momento alguien arroje luz a este misterio. Espero levantarme una mañana y que ésa sea  la noticia de portada de todos los periódicos.

   De mayores las cosas se ponen feas, nos han salido los dientes definitivos y si se nos cae o rompe o pudre uno de estos, ya no sacamos dinero, somos nosotros los que tenemos que pagar, mucho dinero, a un dentista para que nos ponga uno nuevo. Así que tal vez sería buena idea ir guardando ya de niños el dinero que nos deja el ratoncito Pérez para financiar los futuros dientes postizos, o, quién sabe, guardar los dientes de leche para reemplazar los que de adulto nos arranquen. Un momento, ¡un momento!, ¿no será ése el negocio del ratoncito Pérez? ¿Será posible que haya levantado un imperio en el que provea de prótesis dentales hechas a partir de dientes de niños a todos los dentistas del mundo? ¿Será posible?  

30 de septiembre de 2013

De humor para el humor 4: Los museos

   El otro día fui a uno de esos museos de arte moderno y contemporáneo, y no pude evitar fijarme en la conducta humana ante este tipo de obras. Por lo general, nos colocamos unos 6 pasos delante del cuadro, miramos fijamente con los ojos muy abiertos, modo concentración total, y en cierto momento arqueamos levemente el cuello hacia un lado, normalmente la derecha. Después damos unos pasos adelante para verlo desde más cerca y aprovechar para leer el título. Debo reconocer que leer el título es mi parte favorita. Me gusta que se luzcan en el título. Había uno, de fondo blanco con finas líneas negras, que se llamaba 'Entre sueños y certezas'. Claro, claro, lo negro y definido son las certezas; lo demás, los sueños, pensé. Más tarde vi uno que, a grandes rasgos, era un círculo rojo, con alguna pincelada aislada de verde. Me acerqué y leí 'Sin título'. Si vas a dibujar un círculo monocromo, moléstate en poner un título, algo que nos dé una pista sobre el tema de la obra, pensé desde la más profunda indignación.

   Pero hay un lado positivo en encontrarte ante una obra sin título... Y es que nos brinda la posibilidad de ser creativos. ¡Pon tu propio título! Lo cual puede convertirse en un rato de diversión gratuita sin límite, en un juego estimulante para todas las edades. Por ejemplo, ahí estaba yo ante el círculo rojo, que podría ser un 'Óvulo en llamas en plena fecundación' o, por qué no, un 'Ovni proveniente de Endor'. Es divertido porque no hay ningún límite ni censura, puedes decir lo que se te ocurra. 'Retrato de una mariquita solitaria que nació desprovista de manchas negras'... ¡No hay límite! 

   Recordad ir a los museos en compañía y poner de moda este juego. ¿Que cómo se llama el juego? Sin título.

24 de septiembre de 2013

De humor para el humor 3: Los planes

   Odio hacer planes. Siempre he pensado que 'hacer planes' debe de ser una de esas cosas que inventaron los grandes almacenes para vender agendas. Haces un plan. Lo apuntas en la agenda. Llega el día. ¿Y si entonces no te apetece hacer aquello que apuntaste un día lejano que harías hoy? ¿Tienes que hacerlo porque está planeado? ¿Porque hay gente implicada? ¿Por compromiso? Conocí a un tipo que hacía estrictamente lo que decía su agenda. Supongo que dejé de formar parte de sus planes justo el día que lo tenía anotado en su agenda. 17 de marzo: Pasar de Fosca. 

   En fin, lo que no soporto es a la gente que hace grandes planes, los va contando y luego nunca los lleva a cabo. El año que viene lo vendo todo y me voy fuera a aprender inglés... El año que viene dejaré este trabajo de mierda para dedicarme a mi propia empresa... ¡Ja! Lo peor son los propósitos de año nuevo. El último día del año millones y millones de personas diciendo frases como: este año haré deporte cada día, leeré más, iré a ver más a menudo a mis padres, ahorraré... blablablá. Debería existir la figura del Vigilante de Propósitos y Planes, se encargaría de velar por su cumplimiento. Iría casa por casa, en plan, eh, que se acaba el año, tienes que irte a Australia o qué. O, eh, no vale con comprarse libros, también hay que leerlos. Y así puerta a puerta, menos en la mía, claro, porque yo no me molesto, yo no hago planes. Pase de largo señor Vigilante de Propósitos y Planes, aquí no hay nada que hacer.