17 de septiembre de 2014

Esta conexión wifi

No lo sabían, pero tenían en la cabeza una antena. Él y ella. Sólo ellos. Cada uno, en su vida. Y ahí seguían las antenas. Inactivas. Que no veían. Que no sabían ni que tenían.

Se encontraron. Encajaron. Se activaron. Notaron que tenían algo en común. Algo potente, único, algo fundamental. Pero no sabían qué sería.

No lo sabían, pero eran antenas y su zona Fresnel era infinita. Porque qué más da el tiempo, la distancia, el silencio, cuando existe esta conexión wifi. 

Se hablaban sin escucharse, se sentían sin tocarse, predecían sus discursos y sus acciones. Era más que simple telepatía. Pero aún no sabían qué sería.

No lo sabían, pero pronto la intensidad de su red inalámbrica sería excelente. Su conexión tendría cinco rayitas. Pronto lo entenderían. 


3 de septiembre de 2014

Los complementos circunstanciales

Yo soy yo y mis circunstancias. Tú eres tú y tus circunstancias. Alguien es alguien y sus circunstancias. Y aceptar a alguien es aceptar sus circunstancias. Esto es: sus complementos de modo, tiempo, lugar, compañía, pertenencia, cantidad, causa, finalidad, instrumento, materia y posibilidad.


Entenderlo facilita mucho las cosas.

27 de agosto de 2014

Llena de cosas que no puedo explicar

Estoy llena de cosas que no puedo explicar. Coincidencias. Casualidades. Presentimientos. Sensaciones. Sueños. Pálpitos. Corazonadas. Como se los quiera llamar.

Y me he acostumbrado a mirar a otro lado. Me he tenido que acostumbrar. Para no acabar siendo la loca que escucha voces. La loca que habla de señales. La loca. Pero no he dejado de mirar de reojo el camino que trazan.

Estoy llena de cosas que no puedo explicar. De cosas que no sé si quiero explicar. Y aun así aquí estoy tecleando ‘estoy llena de cosas que no puedo explicar’. Eso tampoco puedo explicarlo.

20 de agosto de 2014

14 de agosto de 2014

De ellos

Hay poemas que hablan de ellos 
Hay canciones que hablan de ellos 
Pero ellos ya no hablan de ellos

8 de agosto de 2014

Cada instante hay un big bang

Cada instante hay un big bang en alguna parte. 
Aunque no origine nuestro universo. 
Aunque no ataña a nuestra singularidad.

Cada instante hay un big bang en alguna parte. 
Y pronto o tarde serás polvo 
expandiéndote hasta desgarrarte. 

Cada instante hay un big bang en alguna parte.

3 de agosto de 2014

Tenía en su cabeza una puerta

Tenía en su cabeza una puerta y al abrirla podía ir donde quisiera. Podía transportarse a la ciudad flotante con Jim; o tomar el té con el sombrerero, loco por culpa de la cola; o volar a través de las nubes de algodón de Gondry; o pasar la noche en el Gran Hotel del Norte y llevarse una de esas postales con búhos de recepción y enviársela a sí misma y recibirla justo al volver a casa; o podía ir a mundos en blanco y negro y colorearlos o dejarlos como estaban; o pedirse una maxi ensalada en el Monk’s; o compartir un piti con Sal Paradise en un sucio vagón de tren o una dosis de cortexiphan con la niña Olivia; o ser la única persona en el planeta; o ser todas las personas; o ser viento.

Tenía en su cabeza una puerta y al abrirla podía ir donde quisiera. Por eso muchas veces se quedaba sentada frente la pared. Por eso pocas veces salía por la puerta de casa. 

25 de julio de 2014

El tiempo no existe (y menos en esta ciudad)


La ciudad. A veces tan odiosamente pequeña. A veces inmensa. Cuántas cosas te han pasado en la esquina de tal con cual. Cuántas has olvidado. Cuántas inventas. Cuántas planeas. Cuántas han pasado a otra gente. Justo allí. Qué está pasando ahora.

Una teoría apunta a que el tiempo no existe, que es sólo una ilusión, que todo sucede a la vez, todo lo que pasa, pasó y pasará, está pasando ahora. Y me fascina. Me subo a este banco y siento que al mismo tiempo que subo, subí y subiré y estará vacío y había otra gente y habrá otra gente y otra gente y nadie y no estaba el banco aún ni estaba la rambla ni estaba la ciudad y se habrá esfumado.

Y yo, ahora, mañana, hace 2 años, subida a este banco, cruzando este semáforo, esperando en la esquina de tal con cual, tengo lo que tengo y he perdido lo que tengo y tengo lo que he perdido. El tiempo no existe. Y menos en esta ciudad.

18 de julio de 2014

La mejor yo

No estoy aquí para ser la mejor escritora. No estoy aquí para ser la mejor hermana, la mejor hija, la mejor nieta, la mejor amiga, la mejor colega. No estoy aquí para ser la mejor pareja. No estoy aquí para ser la mejor fan. No estoy aquí para ser la mejor trabajadora ni la mejor parada. No estoy aquí para ser la mejor persona. 

Estoy aquí para ser la mejor yo.

7 de julio de 2014

Enredada vida

No sólo mis decisiones me han llevado donde estoy. 
Pero es sólo mía la decisión de quedarme.

27 de junio de 2014

Capaces de contarlo

Prostituimos el habla, vendemos barato el sentido de la palabra, regalamos el siempre, el todo, el sí, el quiero. Significados se mezclan en tubos de ensayo de un laboratorio iletrado para crear un ejército de hipérboles, de pleonasmos, de adornos, de mentiras que se reproducirán de boca en boca, de papel en papel, de ordenador o móvil a ordenador o móvil, desvirtuando todas las lenguas hasta que un día diremos mesa a la silla y silla a la rosa y rosa a la mesa. Y nada tendrá el valor que algún día tuvo.

Prostituimos el habla, vendemos barato el sentido de la palabra, regalamos el siempre, el todo, el sí, el quiero. Decimos 'todo' y luego es mucho o poco o nada, pero no es todo. Nunca es todo. Si en el momento en que decimos 'todo' sentimos todo pero al caer el sol ya no sentimos todo, ¿debemos rectificarlo? Y si nos topamos con un todo, un siempre, un sí, un quiero que realmente sean todo, siempre, sí, quiero, ¿seremos capaces de contarlo?

16 de junio de 2014

Poépico

Eres épico. Eres poético.
Y me obligas a inventar palabras. 

Eres poépico.

12 de junio de 2014

La masilla universal para no pensar

Te has estado manteniendo ocupado. Has estado planeando planes. Inventando quehaceres. Tapando los huecos con masilla universal para no pensar. No has parado. No has pensado. Pero se acerca el momento de parar. Sabes que se acerca el momento de parar. Y entonces puede que te encuentres pensando. Pensando en volver allí donde solías ir. Pero no sabes dónde dejaste las llaves ni si aún te servirán ni si habrá alguien esperando. Son muchas incertidumbres y no te va el riesgo. Nunca te ha ido el riesgo. Por eso lo mejor que puedes hacer, lo mejor que puedo hacer, te dices, es seguir inventando planes y comprando masilla o cemento o yeso o lo que sea que uses para disimular las grietas de tu vida. 

Tú no las verás. Pero seguirán estando ahí.